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La Fuerza Salvadora

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La Fuerza Salvadora

Según miramos la actual condición del mundo, es fácil sentirse como si la civilización fuera a terminar. A todo nuestro alrededor vemos sufrimiento, dolor y disensión. Divisiones raciales, étnicas y nacionales están inflamadas a nivel global, y la separación para ser el orden del día. Viendo esto, es fácil creer que la humanidad está al borde del desastre, y que somos testigos del preludio de otra Época de Oscuridad. Sin embargo estos problemas no son irremediables. La realización de nuestra unidad esencial es el antídoto, y el amor es lo que hace posible tal realización. El Amor por tanto ha sido llamado La Fuerza Salvadora.

El Amor existe como una energía penetrante que subyace toda la existencia humana, y nunca flaquea. Es la fuerza que nos recuerda de nuestra unidad fundamental. Y es esta realización hacia la cual tiende la evolución humana. Sin embargo el amor no es algo que debe ser desarrollado sino simplemente descubierto y vivido. Es preexistente. De hecho, no cultivamos la fuerza salvadora del amor. Mas bien cultivamos nuestra capacidad para reconocerlo y abrazarlo.

Frecuentemente las personas dicen que Dios es amor, y ciertamente, hay mucho de cierto en esta noción. Aunque Dios es caracterizado como posesor de muchos atributos (tales como voluntad, belleza e inteligencia), el amor es el más importante. Es una vibración integrada en la tela de la Creación misma. El amor enlaza todas las cosas en un campo de unidad. Desde el punto de vista humano, cuando dos personas se enamoran, ambas están sumergidas en esta energía unitiva. Viéndolo en una forma más amplia, es la fuerza que ayuda a la humanidad a realizar su unidad. Y desde la perspectiva cósmica, es la fuerza integrante que sostiene al universo como una singularidad en función. Es por esto que se dice (en la literatura esotérica) que el amor está gobernado por la Ley de Atracción. Ya sea que lo consideremos desde el punto de vista humano o más allá de este, el amor siempre atrae y une, y en esto yacen sus propiedades salvadoras. Salva uniendo, y disolviendo las barreras que dividen.

Según consideramos este tema, debemos realizar que el amor es jerárquico. Por esto queremos decir que el amor puede ser experimentado en varios niveles. En el nivel más bajo, se manifiesta como deseo. Nuestros antojos, deseos y anhelos res relacionan con el amor en un nivel muy personal. Una categoría más elevada del amor es la aspiración. Aquí el amor es la fuerza que nos propele hacia algo que tiene significado. Por ejemplo, cuando vemos a un científico que aspira a encontrar el remedio para una enfermedad terminal, estamos observando el amor en acción. Frecuentemente la aspiración tiene un aspecto personal e impersonal. El científico muy probablemente experimentará la satisfacción personal del descubrimiento de una cura médica. Sin embargo, él/ella también está impulsado impersonalmente para contribuir al mejoramiento de la humanidad por medio del campo de la investigación médica. En un nivel aún más elevado, el amor está dirigido hacia la unión de la humanidad. En este caso, el amor a la humanidad es todo lo que se conoce, y no existe un beneficio personal que da lugar a esta experiencia. De hecho el tipo de amor más elevado es el más impersonal, y a la vez el más inclusivo.

Cuando una persona se relaciona con el amor más elevado, las soluciones a los problemas son más aparentes. En este caso, el amor puede ser considerado revelatorio. Frecuentemente los problemas parecen irreconciliables porque hay una falta de comprensión entre las partes involucradas. Sin embargo, cuando una persona mantiene un sentido de unión amorosa, las barreras que evitan encontrar una solución comienzan a disolverse. El amor puede levantar los velos que tienden a prevenirnos de ver como soluciona. Esto es porque hace posible el reconocernos a nosotros mismos más fácilmente en aquellos que tienen un punto de vista opuesto. Cuando ese sentido es establecido, podemos comprender mejor el razonamiento que yace detrás del punto de vista opuesto. En verdad, este es un paso esencial para encontrar una solución para cualquier problema o crisis.  La comprensión entonces surge, y en ella, se pueden encontrar soluciones. La comprensión por lo tanto es un agente del amor.

Desde el punto de vista esotérico, el amor y el alma son  términos sinónimos (o casi lo son). El alma humana puede ser comprendida como la Cuma total de la sabiduría que uno ha desarrollado a través de innumerables vidas, así como el grado de amor desinteresado que se siente internamente. Experimentar el amor más elevado es experimentar una dimensión del alma. Frecuentemente las personas creen que el alma es algo que será realizado en el momento de la muerte. Sin embargo, este es un gravísimo malentendido. El alma no es algo remoto para nosotros. Por ejemplo, cuando una persona siente un profundo sentido de compasión por otro, en ese momento el alma esta moldeando su percepción.  En esta forma, el alma participa en lo inmediato de nuestra experiencia, y no está nada distante de nosotros. Es solamente nuestra incapacidad para reconocerlo que la hace parecer remota.

Bien podríamos preguntar, ¿cómo distinguimos entre el amor superior y el inferior? Como ya hemos mencionado, el amor superior es más impersonal que la forma de amor usualmente experimentado por las personas. El amor superior no quiere nada para sí mismo. Por esto queremos decir que no exige ser reciprocado. Típicamente cuando experimentamos el amor, está acompañado por la esperanza de que sea devuelto. Por tanto, la usual experiencia del amor está enraizada en un anhelo oculto de ser amado. En este sentido es recíproco. Sin embargo el amor superior no se comporta de esta manera. No tiene condiciones para su expresión, es suficiente en sí mismo.

Además, el amor elevado está libre de las actitudes que surgen de la mente enjuiciante. Estos tipos de pensamientos tienden a dividir la vida en categorías de correcto e incorrecto, bien y mal. El amor superior no encuentra lugar para expresarse cuando la mente está enfocada en tales divisiones. Estas tendencias mentales frecuentemente preocupan al ego (la personalidad), así bloqueando la expresión del amor. Al amor siempre está presente aunque es difícil tener acceso a él cuando la mente divide y separa lo que percibe. En esto se encuentra una comprensión más profunda de la antigua noción que la mente es la “asesina de lo real”. Sin embargo, cuando la mente está apropiadamente casada con el amor, actúa como la “reveladora de lo real.”

Es importante realizar que el amor superior transciende todas las reacciones y juicios de la personalidad. Para experimentar este tipo de amor es necesario, por tanto, que un individuo se aleje profundamente de su personalidad. De hecho, debemos internamente conocer que nosotros mismos somos el alma, y darnos cuenta que la personalidad es meramente la vestidura externa de su expresión. Cuando realizamos esto por lo menos parcialmente (con experiencia) entonces un tipo de amor superior seguramente se sentirá. De hecho, es inevitable. Según una persona gradualmente evoluciona su consciencia hacia el alma, el amor superior (contenido por el alma) se vuelve cada vez más una parte de nuestra forma de vivir. Ser el alma es ser el amor que ella lleva.

La evolución de la consciencia humana está profundamente conectada con el amor, y nuestra cambiante relación con él. De hedo, la expansión de la mente (comprendida espiritualmente) solamente ocurre porque existe una expansión en la intimidad del corazón al mismo tiempo. Varios métodos pueden mejorar la relación de una persona con el amor. Lo más importante de esto es trabajar para percibir la vida y sus eventos en términos del total mayor. En otras palabras, tratara de reconocer aquellas cosas que nos recuerdan de lo que tenemos en común y de la unidad. Al hacer esto contrarrestamos las tendencias separativas de la mente. El espíritu de criticismo y división disminuye cuando uno cultiva una perspectiva inclusiva de la vida y las circunstancias. De esta forma, el amor superior gradualmente se vuelve más reconocible y se siente en nuestra vida.

Hemos visto que el amor es la Fuerza Salvadora. Esta energía sagrada tiene el poder de elevar a la humanidad revelando el hecho que nosotros (como una especia) esencialmente somos uno. Esta comprensión se desarrolla gradualmente según un individuo profundiza su relación con el amor. En este sentido, el amor es jerárquico. En su nivel más bajo, se manifiesta como deseo personal, y en su punto más alto es experimentado como un amor inclusivo dedicado a contribuir sabiamente al mejoramiento de la humanidad. Nuestra relación con el amor es por tanto evolutiva. Evoluciona de expresiones personales a expresiones impersonales del corazón, así desplazando un individuo de una relación exclusiva a una relación inclusiva de la vida.  La vida no es algo que debe ser creada porque siempre existe. Solamente necesitamos encontrarla en lo profundo de nuestro ser. Y, para hacerlo siempre requiere que la personalidad (el ego) cede al amor más profundo comunicado por el alma. En verdad, el amor superior solamente es realizado cuando nos rendimos a él.

© 2006  William Meader

Información Biográfica:

William Meader es un autor, maestro y consejero. Mucho de su trabajo están enfocados en los temas de Creatividad Espiritual, la Evolución de la Consciencia y el Arte de la Meditación. En la actualidad el enseña en los Estados Unidos, Canadá, Europa, Australia y Nueva Zelandia. El reside en Oregón, y se puede poner en contacto con él por medio de su website en www.meader.org.

Translation by Direlis Reuss

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